Las mujeres son más vulnerables ante el humo del tabaco

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El País.com
sábado, 28 de agosto de 2010
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De los mil millones de fumadores del mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el 20% son ya mujeres. Y que la proporción solo puede aumentar, porque entre los adolescentes representan el 50%.


El dato solo puede causar preocupación, porque ya con esos porcentajes resulta que las mujeres son el 30% de los cinco millones de víctimas anuales atribuidas al tabaco, 10 puntos más de lo que les correspondería. Por eso la OMS ha centrado en ellas su campaña para el próximo día mundial sin humo.

Entre los datos que destaca la organización, está que las mujeres son el 64% de las afectadas por el humo de segunda mano. Y que son más propensas a empezar a fumar, sobre todo las que utilizan el hábito -o la adicción- como una manera de superar socialmente situaciones de discriminación. Y si se trata de comparar sexos, está claro que ellas tienen más motivos para sentirse inseguras.

Además, la organización detecta que las tabacaleras hacen un especial esfuerzo para captar fumadoras jóvenes. Ellas parecen el público objetivo de campañas -prohibidas en países occidentales como España- de promoción de productos light como menos dañinos, lo que contradice los estudios que demuestran que el daño empieza desde el primer cigarrillo.

El daño del tabaco se manifiesta desde el primer cigarrillo
Los genes de los pulmones se alteran desde el primer momento en que entran en contacto con el humo del tabaco. Así lo ha descubierto un trabajo del Hospital Presbiteriano de Nueva York y la facultad de Medicina Cornell, que han analizado material de 121 personas. Entre ellas había fumadores habituales, ocasionales y no fumadores. Para medir su exposición al humo se buscaron los metabolitos de la nicotina en su orina. Y el resultado fue una relación directa: a más exposición, más alteraciones genéticas y -y esto es lo importante en este caso-, que no había humo sin cambios.

"Hemos encontrado efectos directos en el funcionamiento de los genes de las células de la pared de los bronquios y alveolos incluso a los niveles más bajos de exposición" al humo, ha dicho Ronald Crystal, director del estudio. Lógicamente, "el efecto genético es mucho menor"entre quienes no fuman "que en los fumadores habituales, pero eso no implica que no haya consecuencias para su salud". "Esos defectos genéticos son como los canarios que se usaban en las minas para detectar el grisú", continúa su explicación Crystal. "En los no fumadores pía un poco; en los fumadores, gritan". Los autores creen que sus conclusiones son un claro apoyo para las regulaciones más restrictivas del tabaco de segunda mano (el que inhalan los no fumadores).
El trabajo lo ha publicado American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine.