El Mundo.es,(Por Cristina G. Lucio)
martes, 20 de julio de 2010
Cada año, alrededor de 20 millones de personas sufren un infarto cerebral en el mundo. Muchos logran superar el ataque, pero, a menudo, tienen que acudir a rehabilitación para superar las secuelas motoras, comunicativas o sensitivas que puede causar el ictus. A la lista de tratamientos de recuperación que se utilizan habitualmente, podría unirse pronto la musicoterapia, según los resultados de una revisión de estudios.
Esta investigación, que se publica en las páginas de la revista 'Cochrane', sugiere que la estimulación rítmica auditiva -un tipo de musicoterapia que se basa en la conexión entre ritmo y movimiento- podría ser útil para mejorar la velocidad, la cadencia y la amplitud de la zancada en pacientes con problemas de movilidad en las extremidades inferiores.
"Nuestros resultados son alentadores", comentan los autores de esta investigación, quienes, con todo, remarcan que, antes de establecer nuevas recomendaciones para la práctica clínica, es necesario que otros estudios ratifiquen sus conclusiones.
La investigación
En total, revisaron siete trabajos que, previamente, habían analizado la efectividad de la musicoterapia -ejercida por especialistas debidamente formados- en la recuperación de personas con daño cerebral adquirido.
Al cruzar los datos recopilados por cada investigación, los autores encontraron que la gran heterogeneidad de metodologías no facilitaba la comparación de los resultados.
Sin embargo, sí vieron que dos de los estudios sugerían claramente que la estimulación rítmica auditiva era útil para mejorar la funcionalidad de los miembros inferiores y la capacidad para caminar en pacientes que habían sufrido un ictus.
"Esto sugiere que el ritmo puede ser fundamental para facilitar la movilidad en este tipo de enfermos", comentan los investigadores.
En cambio, la evidencia científica proporcionada por estos trabajos no era suficiente para recomendar la terapia musical en el tratamiento de problemas en las extremidades superiores, el lenguaje o la orientación cognitiva, por lo que los investigadores reclaman nuevos estudios clínicos amplios y controlados al respecto.
"Son necesarios trabajos futuros que también clarifiquen la frecuencia y la duración de las intervenciones y los efectos del tratamiento", concluyen.
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