La educación, un factor crucial para vivir una larga vida

Según estudios internacionales
Sería más importante que el dinero
NUEVA YORK.- James Smith, un especialista en economía de la salud de la Corporación Rand, ha escuchado una variedad de hipótesis acerca de qué se necesita para vivir una larga vida -dinero, tranquilidad, una familia amorosa, montones de amigos-. Pero siempre se mantuvo escéptico.
Sí, dice, está claro que en promedio algunos grupos de cada sociedad viven más que otros. Los ricos viven más que los pobres y en los Estados Unidos los blancos más que las personas de color. La longevidad no está distribuida de forma pareja en la población. Pero ¿cuál es -se pregunta- la causa y cuál el efecto?
El se aventura, por supuesto, en uno de los principales misterios del envejecimiento: la persistente diferencia que se observa en las extensiones de las vidas de grandes grupos humanos. En cada país hay una expectativa de vida promedio para el país como un todo y diferentes promedios para cada subconjunto, dependiendo de la etnia, la geografía, la educación e incluso las veces en que los individuos vayan a la iglesia.
Pero la pregunta que se hacen los investigadores es ¿por qué?
La respuesta, él y otros contestan, ha sido una sorpresa. El único factor social sobre el que los científicos coinciden que está consistentemente vinculado con una vida más larga en todos los países estudiados es la educación. Es más importante que la raza; borra el efecto de los ingresos.
Año tras año, estudio tras estudio, dice Richard Hodes, director del Instituto Nacional del Envejecimiento de los EE.UU., la educación "sigue sobresaliendo". Y, afirman los economistas, los factores que popularmente se consideran cruciales -como el dinero o el seguro de salud, por ejemplo- palidecen en comparación.
Explica el doctor Smith: "Darles a las personas más seguro social no afectará su salud. Es bueno hacerlo por otras razones, pero no por su salud".
En cambio, dicen Smith y otros, lo que puede hacer la mayor diferencia es mantener a los jóvenes en la escuela. Algunos años más de escolaridad están asociados con más años de vida y décadas de mejor salud luego, en la vejez.
No es el único factor, por supuesto. Está también el tabaquismo, que reduce drásticamente la expectativa de vida. Hay una conexión entre tener una red de amigos y familia y vivir una larga vida. Y hay evidencias de que las personas que tienen más control sobre su trabajo son más sanas y viven más.
Pero hay poca controversia sobre la importancia de la educación.
"Si me preguntara qué afecta la salud y la longevidad -dice Michael Grossman, economista de la Universidad de la Ciudad de Nueva York-, pondría la educación al tope de mi lista."
Escolaridad obligatoria
El primer esfuerzo riguroso para decidir si la educación realmente cambia a las personas para que vivan más comenzó de la forma menos auspiciosa.
Era 1999 y una estudiante de la Universidad de Columbia, Adriana Lleras-Muney, estaba eligiendo un tema para su disertación doctoral en economía. Descubrió una idea en un trabajo publicado en 1969 en el que tres economistas mostraban la correlación que existe entre educación y salud, y daban un consejo: si quiere mejorar la salud, obtendrá más réditos invirtiendo en educación más que invirtiendo en cuidado médico.
Era una afirmación provocativa, dice la doctora Lleras-Muney. Y por una buena razón. Sólo podía ser verdad si la educación por sí misma era la causa de la buena salud. ¿Cómo distinguir las causas y los efectos? Era el problema del huevo y la gallina.
La respuesta llegó un día, cuando Lleras-Muney estaba leyendo otro trabajo. Indicaba que hacía cerca de 100 años diferentes Estados habían comenzado a promulgar leyes para forzar a los chicos a ir más tiempo a la escuela. Entonces, supo qué hacer.
"La idea era que cuando un Estado cambiaba la escolaridad obligatoria, digamos, de seis a siete años, la gente que había sido forzada a ir a la escuela seis años debía haber vivido menos que la que había ido siete", pensó Lleras-Muney.
Todo lo que tenía que hacer era averiguar cuándo había cambiado la escolaridad obligatoria en los Estados y fijarse cuánto vivía la gente antes y después de que se hubiera promulgado la ley.
Cuando terminó de analizarlo, dice Lleras-Muney, se sorprendió. Resultó que la expectativa de vida a los 35 años se extendía un año y medio simplemente por haber ido un año más a la escuela.
Su trabajo fue premiado y se publicó en Review of Economic Studies. Luego se dieron a conocer otros trabajos que examinaban los efectos de los cambios en la educación obligatoria en Suecia, Dinamarca, Inglaterra y Gales. En cada país, obligar a los chicos a pasar más tiempo en la escuela conducía a una mejor salud.
Pero no todos se convencieron. Victor Fuchs, economista de la Universidad de Stanford, destaca que no está claro cómo o por qué la educación conduciría a una vida más larga.
Y hay otros misterios, dijo. Por ejemplo, que en las últimas décadas las mujeres aumentaron sus años de escolaridad más que los hombres y sin embargo ellos están alcanzando a las mujeres en su expectativa de vida.
También debería esperarse que después de un cierto punto más años de escuela no agregaran años a la vida. Sin embargo, eso no es lo que muestran los datos. Los efectos de la educación nunca se desvanecen.
Lleras-Muney y otros señalan que una explicación plausible es que, como grupo, las personas menos educadas son menos capaces de planificar para el futuro y posponer la gratificación. Si esto fuera verdad, explicaría las diferencias en el tabaquismo entre personas más y menos educadas.
Aunque el tema es complejo y hay muchos factores en juego, se lograron algunos hallazgos importantes: la salud y la nutrición tempranas, incluso prenatales, pueden afectar la salud en la madurez y la vejez y pueden influir en cuánto vive una persona.
En principio, los genes tienen poco efecto en la expectativa de vida. Controlar los factores de riesgo cardíaco -como fumar, el colesterol malo, la hipertensión y la diabetes- recompensa con una vejez más vigorosa y una vida más prolongada.
Y parece cada día más creíble que la educación cumple un rol protagónico en la salud y en la expectativa de vida.
Por Gina KolataDe The New York Times

http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota_id=872488
LA NACION 04.01.2007 Página 14 Ciencia/Salud

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