Chagas, ese mal que crece

Chagas, ese mal que crece
Editorial II del diario La Nación.
A pesar de que en América latina hay 20 millones de chagásicos -de los cuales 2.300.000 son argentinos- y de que el mal de Chagas-Mazza es causa de muerte para 50.000 personas por año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se trata de una "enfermedad olvidada". Tanto que, por desconocimiento, su propagación está alcanzando ahora a los Estados Unidos y Europa, donde ni siquiera se analiza la presencia del parásito en la sangre de los donantes de órganos.
Irónicamente, esta situación, es decir, la aparición del mal a partir de la donación de órganos o sangre de personas infectadas, como resultado de las continuas migraciones de trabajadores latinoamericanos, puede llegar a abrir una puerta hacia una solución médica. En efecto, en los países desarrollados ha comenzado a crecer la preocupación por el avance de la enfermedad en sus poblaciones. En España, por ejemplo, salió un real decreto sobre centros de transfusiones, por el cual se recomienda hacer las pruebas para Chagas a los donantes que procedan de América latina o que hubieran permanecido un tiempo allí, aunque lamentablemente en la práctica la solución adoptada fue excluir directamente a los donantes de zonas endémicas. En la misma línea, el Parlamento Europeo decidió, en febrero último, excluir como donantes de sangre a todas las personas que hubieran estado en América del Sur más de tres meses.
Un reciente documental argentino da cuenta de esta grave realidad, de la desidia de los gobiernos y de la lenta pero segura penetración del mal en países en los que no existía antes. La película Chagas, un mal escondido , dirigida por Ricardo Preve y estrenada en la Argentina en 2005, fue seleccionada para participar en el Festival Internacional de Cine Latino de Los Angeles, que se realiza en estos días y donde ya fue proyectada, el sábado último. Contó con el inesperado madrinazgo de la actriz argentina Mía Maestro, que quiso brindar su apoyo a la difusión del conocimiento del mal en un país que ya tiene cerca de 100.000 enfermos reconocidos, pero con un cálculo total de medio millón de infectados.
Como lo demuestra el film de Preve, la enfermedad de Chagas-Mazza es "el sida de los pobres", y allí debe encontrarse la razón principal de que, después de tantos años de su descubrimiento -faltan sólo tres para el centenario-, no haya habido de parte de las autoridades de los países más involucrados, como es el caso del nuestro, una actitud firme para su tratamiento y erradicación. Como los síntomas pueden tardar décadas en manifestarse y como la mayoría de los enfermos viven en la pobreza, resulta más fácil ignorar la enfermedad y desatender a los afectados hasta que es tarde.
Quizás ahora, que el Chagas es un mal "de exportación", no sólo se preste atención a su avance, sino que también se tomen las medidas necesarias en todo el mundo para acabar con él. Será una de las tantas paradojas de nuestra realidad global, pero si sirve para terminar con esta peligrosa situación de abandono, bienvenida sea.
http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=850595
LA NACION 19.10.2006 Página 18 Opinión

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